sábado, 19 de junio de 2010

4:15 p.m.

En la oficina todos habían hecho planes, todos irían a la fiesta de Dan, pero Darcy había preferido pasar por alto la invitación. Estaba cansada de las fiestas en casa de Dan. Siempre eran lo mismo: chistes de barra y anécdotas comerciales y pelos de gato. Sobre todo eso: pelos de gato!!! Cada vez que Darcy volvía a casa después de una de las tradicionales fiestas de Dan, le tocaba enviar su ropa y sus sobre-camas a la lavandería. Pasaban los días y los pelos de gato persistían. Viajaban hasta su cocina, hasta su ducha, hasta su guardarropas y se alojaban irremediablemente en los cinco desagües del noveno piso de aquel edificio de atardeceres rojos y de cañerías muy viejas. No; definitivamente no más pelos de gato en su vida por cuenta del colegaje profesional. Así que había puesto un e-mail colectivo a Dan, y a los demás, acusando un resfriado. Dan había venido hasta su cubículo y le había dicho: "Oye, Darcy, realmente me hubiera gustado verte esta noche con el vestido negro. Aquel que tú y yo tanto conocemos ", y Darcy le había contestado: "No esta vez, Dan; perdona, a mí también me hubiera gustado probar esa torta de manzana que te ha mandado tu madre".

Seguidores